Seguramente te ha pasado que despiertas y te sientes cansado, ahí es cuando notas que duermes pero no descansas, ¿sabes a qué se debe esto? ¡Te explicamos!

 Hay ocasiones en las que te vas a la cama y logras dormir inmediatamente, pero existen otras en las que te estresa no poder conciliar el sueño.

Esto se debe a diferentes factores, estos pueden ser externos o internos, descúbrelos a continuación.

Factores externos

Puede que la temperatura de tu habitación esté por debajo o muy arriba de los centígrados recomendados. Recuerda que debes dormir en un espacio que tenga entre 28 y 21 grados centígrados para poder conciliar el sueño.

Tal vez haya una luz que se esté filtrando y esté interrumpiendo tu sueño, lo ideal es dormir en completa oscuridad.

 

Factores internos

Si duermes pero no descansas  y los factores externos están bajo control es momento de adentrarnos a nuestra mente.

Gestionar tu actividad mental durante el día, no te restringas nada, porque evadir pensamientos durante el día pueden tener repercusiones a la hora de ir a dormir.

Cuando algo nos inquieta y no podemos dormir, lo más óptimo es salir de la cama.

Te recomendamos hacer una lista de lo que esté pasando por tu mente, escribe esos pendientes que te quitan el sueño.

 Analízalos y revisa qué puedes solucionar de una vez y qué no, después libérate de esos pendientes que no puedes solucionar.

Esto tranquilizará la mente y hará que vayas a la cama sin tener que estarle dando vueltas a ese asunto.

Ya que si te vas a dormir con esos pensamientos tu cerebro se queda con ese estrés que no te permite tener un sueño reparador.

Ahora, tómate un té, realiza respiraciones profundas mientras relajas cada parte de tu cuerpo de pies a cabeza.

Esto te ayudará a enfocarte en el presente  y olvidar lo que te abruma.

Una hora antes de dormir desconéctate de la computadora, celular o televisión.

La solución

Una rutina de transición te puede ayudar a tener un mejor sueño, busca una actividad que te relaje como leer, preparar la cena, platicar con tu familia, dibujar, escribir, etc.

Esto te ayudará a bajar tu ritmo de vida antes de dormir y dejar de interrumpir tu calidad de sueño.

Las respiraciones antes de dormir hacen que el sistema nervioso se tranquilice y no esté en estado de alerta, esto te ayuda a despejarte y promover un mejor descanso.

Dormir es un proceso natural del cuerpo humano, sin embargo actualmente el ritmo de vida que tenemos y los hábitos que tenemos arraigados evitan que fluya.

Para empezar tienes que analizar cuál es tu rutina antes de ir a dormir, de ahí descartar los que te alteran y poco a poco eliminarlos de tu transición.

 Los accesorios de cama también hacen la diferencia, así que procura elegir los que garanticen un descanso reparador sin interrupciones y olvidarte de la molesta frase duermes pero no descansas.

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