Utilizar pantallas con luz azul o muy brillante no solo postergan la hora de descansar, sino que causan el famoso “insomnio de mantenimiento” que se caracteriza por tener varios despertares sin razón aparente durante la noche.
Este trastorno de sueño lo presentan en su mayoría jóvenes que se entretienen con contenido en internet y redes sociales, o personas workaholics que a pesar de haber terminado su jornada laboral tienen conectado sus correos y aplicaciones del trabajo en sus teléfonos celulares, impidiendo la desconexión total del empleo.
Esto provoca que estén al pendiente 24/7 haciéndolos esclavos de su teléfono celular sin relajarse aún fuera de la oficina.
Este tipo de brillo altera la calidad del descanso porque, aunque sepas que ya es hora de descansar y tienes solo 8 horas para dormir y despertarte para iniciar un nuevo día, tu cerebro sigue activado gracias al uso de los dispositivos y por ende conciliar el sueño va a ser difícil para ti.
Si eres de las pocas personas que pueden dormir después de usar teléfonos celulares o estar en la computadora, notarás que tu sueño no logra ser profundo y muy probablemente experimentes despertares por la activación del sistema circadiano, porque al estar expuestos ante mucha luz se inhibe la producción de melatonina, la hormona que induce al sueño y esta se produce cuando comienza a oscurecer y el cerebro detecta que es hora de descansar y desactiva el modo “alerta” de nuestro cuerpo.
Por eso es recomendable dejar de exponerse a este tipo de luz dos horas antes de ir a la cama para que puedas descansar profundamente y despertar renovado para iniciar tu rutina del día.
Así que antes de ir a descansar olvídate de las redes sociales y comienza tu ritual del sueño, ya sea bebiendo un té antes de dormir, haciendo un skin care, lavarte los dientes y ponerte una pijama calientita antes de descansar.
Leer también ayuda a relajarte porque despejas tu mente y preparas al cuerpo para indicarle que pronto será momento de dormir.
Dormir es una actividad que debes realizar plácidamente, sin interrupciones, ni incomodidades.
Elige un colchón cómodo que no tenga transferencia de movimientos para no despertar a tu pareja cada vez que te mueves.
Una almohada suave que cubra bien el espacio entre tus hombros y la cabeza para alinear la columna y el cuello al dormir y unas sábanas suaves que frenen las corrientes de aire para que el frío no te despierte y puedas dormir como un bebé.