Los seres vivos poseen sistemas que funcionan de diferente manera entre sí, teniendo ejemplos de su complejidad y variedad con aquellos que permiten regenerar partes a voluntad o que no necesitan de reposo para continuar normalmente sus actividades necesarias para sobrevivir.
En el caso del ser humano, el cuerpo realiza toda una serie de procesos que hasta el día de hoy continúan investigándose debido a lo complicado que resulta entenderlos y explicarlos; un ejemplo de esto sería el sistema respiratorio o el inmunológico que proveen al cuerpo de lo necesario para su funcionamiento al mismo tiempo que lo protegen de daños que afectarían su salud.
Entre los procedimientos indispensables para mantenernos en las mejores condiciones se encuentra el descanso, pues con el ritmo de cada día se pierde energía que más tarde debe ser recuperada, esto se logra durante la noche mientras dormimos, estimulando el correcto desarrollo de nuestro cuerpo.
El sueño corresponde a toda una serie de comportamientos que se ven condicionados por el reloj biológico y los ritmos circadianos que nos hacen actuar de cierta forma ante incentivos naturales, siendo estos la luz y la oscuridad respectivamente; para entender mejor esto debemos saber en qué consisten dichos ritmos.
Se define a un ciclo circadiano como un tipo de ritmo biológico cuya duración es de todo el día, es decir 24 horas, que rigen al cuerpo humano mediante instrucciones genéticas que apuntan al reloj interno que todos tenemos; este ciclo nos indica en qué momento dormir o incluso comer, los ciclos circadianos se sincronizan de acuerdo a los estímulos del ambiente y en caso de verse alterados pueden generar trastornos perjudiciales en el futuro.
La cronobiología es la ciencia encargada de estudiar este y otros ritmos biológicos existentes en los seres vivos, señalando que la genética tiene gran participación en estos ciclos y que es el propio cerebro el que mantiene en orden estos ritmos, actuando con base en las señales presentadas a lo largo del día.
Al empezar la mañana tenemos más energía que en cualquier otro momento, conforme desaparece la luz del sol por la tarde comenzamos a sentirnos cansados hasta caer la noche donde está más presente la oscuridad y nos preparamos para descansar, finalmente la madrugada es el periodo de tiempo que menos energía poseemos al ser el momento en el que se supone estamos dormidos; lo anterior es un claro ejemplo de los ritmos circadianos, dándonos una idea de cómo están presentes en nuestra cotidianidad.
Ciclos circadianos en plantas
Los ciclos circadianos no son exclusivos de los humanos, pues también se encuentran presentes en otros seres vivos como los animales y las plantas, siendo estas últimas las que adecúan todo su estilo de vida a estos ritmos biológicos; las plantas cuentan con dos conjuntos de genes que reaccionan de manera diurna o nocturna, haciendo que procesos como la floración, germinación o crecimiento de las mismas se regulen según lo que necesite y la luz existente en ese momento.
Los ciclos circadianos en las plantas son el pilar para que su desarrollo sea correcto, esto se puede observar en lo increíblemente regulados que se encuentran gracias a proteínas que evitan la intervención de alteraciones en el ciclo biológico, actuando de manera independiente y por lo tanto precisa.
Estas proteínas, a diferencia de lo que podría creerse, no activan los genes de la planta si no que los reprimen, así aseguran que las condiciones necesarias para vivir sean las óptimas; podemos observar estos ciclos en algunas plantas que abren sus hojas para alimentarse mediante la luz solar o se cierran para activar otros procesos durante la noche, por mencionar algunos comportamientos relacionados a su ritmo circadiano.
Importancia de los ritmos circadianos
Los ciclos circadianos en los humanos fungen principalmente como indicadores de las necesidades que el cuerpo tiene en determinados momentos del día, relacionándolas con el reloj biológico que diariamente nos señala cuando tiene hambre, cuando el sueño comienza a hacerse presente o cuando tenemos la energía necesaria para iniciar nuestras actividades.
El sueño en los ciclos circadianos es una de las partes más importantes ya que si no hacemos caso a las señales para ir a dormir, es posible sufrir a largo plazo trastornos en el ritmo biológico que nos impidan recuperarnos adecuadamente o afectar incluso con enfermedades o padecimientos relacionados directamente al sueño o a los hábitos alimenticios.
Es por eso que dormir bien y a nuestras horas nos ayudará a mantener nuestro reloj biológico en óptimas condiciones para afrontar los retos del día a día, y la mejor manera de hacerlo es usando uno de los colchones Sognare, que son los más cómodos y suaves que hay en el mercado.
Ingresa al sitio oficial de los colchones Sognare y elige el que más se adecúe a tus necesidades, logra el descanso perfecto adquiriendo el tuyo hoy mismo y no dejes que un mal sueño afecte tu bienestar.