La respiración es una función vital que opera de manera diferente dependiendo del estado en el que se encuentre nuestro cuerpo. 

Durante el sueño, esta función sufre varios cambios que están estrechamente vinculados con las fases del descanso y la actividad cerebral.

Cuando dormimos, la respiración se vuelve más lenta y profunda en comparación con la vigilia. Este cambio es regulado por el sistema nervioso autónomo, que ajusta el ritmo respiratorio según las necesidades del cuerpo. 

En las etapas iniciales del sueño, conocidas como sueño ligero (fases N1 y N2), la respiración comienza a estabilizarse, y la frecuencia cardiaca disminuye. 

Durante esta fase, los músculos respiratorios, como el diafragma, trabajan de manera constante pero relajada, garantizando un flujo de aire continuo.

En la fase de sueño profundo (fase N3), también llamada sueño de ondas lentas, la respiración alcanza su punto más regular y pausado. Este es el momento en el que el cuerpo se encuentra más relajado, permitiendo una recuperación física y mental más efectiva. 

La oxigenación es más eficiente, y los niveles de dióxido de carbono en sangre pueden aumentar ligeramente debido a la menor necesidad de ventilación rápida. 

Este equilibrio favorece procesos como la reparación celular, la consolidación de la memoria y la restauración de energías.

Sin embargo, durante la fase REM (movimientos oculares rápidos), la respiración se vuelve más irregular. En este momento, el cerebro está muy activo, casi tanto como en estado de vigilia, y los patrones respiratorios pueden variar entre periodos de respiración rápida y pausas breves. 

Esta irregularidad está relacionada con la intensa actividad cerebral asociada a los sueños, donde se procesan emociones, recuerdos y aprendizajes.

A nivel general, una respiración adecuada durante el sueño permite al cuerpo mantener un intercambio eficiente de gases, asegurando que los tejidos reciban suficiente oxígeno para sus funciones vitales. 

Cuando este proceso se ve alterado, como en el caso de trastornos del sueño como la apnea obstructiva, el cuerpo puede experimentar desbalances que afectan la calidad del descanso.

Estos episodios de obstrucción pueden interrumpir el flujo de aire, disminuir los niveles de oxígeno y provocar microdespertares que fragmentan el sueño.

Comprender cómo cambia la respiración al dormir puede ayudarnos a valorar la importancia de un sueño reparador y a detectar posibles problemas que afecten nuestro descanso. 

Practicar buenos hábitos de higiene del sueño, mantener un peso saludable y realizar chequeos regulares son claves para asegurar una respiración saludable mientras dormimos. 

Respirar bien durante la noche es esencial para despertar renovados y llenos de energía.

Tener una buena respiración nos da un descanso reparador y qué mejor que hacerlo en un espacio acogedor y cómodo como en un cubre colchón Balance que tiene 3 zonas de soporte para aliviar la tensión de tus articulaciones y hacerte sentir que duermes entre las nubes.